Antonio trabajaba en el rubro de construcción en Venezuela cuando recibió el llamado de su hija para venir al Perú. Aquí descubrió una pasión que andaba dormida: el arte. Después de su llegada, y junto a su hija y su nuero, montaron una empresa de eventos culturales, que hasta el día de hoy sigue creciendo y lo ha llevado a desenvolverse en el canto, la guitarra y la actuación.

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